Un concentrador de oxígeno de pulso se encarga de expulsar aire hacia las vías nasales mediante una cánula cada vez que el usuario respira, con lo que puede entenderse que se suministra oxígeno cada que se realiza una inhalación. En caso de que la respiración aumente, el generador reaccionará de manera automática liberando así un pulso acorde al ritmo respiratorio. En pocas palabras, se trata de una opción con un control óptimo e individualizado, a diferencia del flujo constante en el cual hay una menor regulación del suministro de oxígeno.

Los equipos de pulsos representan una mayor eficiencia en cuanto a energía gracias a los periodos de reposo que hay en cada respiración. Dichos periodos aumentan de manera considerable la vida útil de la batería del generador, lo cual es idóneo para los modelos portátiles. Un beneficio extra de los equipos de pulso es su tamaño. Gracias al aumento de la eficiencia, los concentradores se pueden diseñar en dimensiones pequeñas para que los usuarios tengan una mayor libertad de movimiento.

Es fundamental considerar que cada marca cuenta con un mecanismo de suministros de pulsos diferentes. Esto quiere decir que el pulso puede ser percibido como distinto según el equipo elegido. Casi todas las personas no captan las diferencias, más si su caso es distinto y consideran que no reciben el pulso más adecuado y cómodo es posible que prefieran utilizar otra unidad. Otra diferencia notoria entre los equipos de flujo continuo y de pulso, es que estos últimos no proporcionan exacto oxígeno en litros por minuto mientras que los primero si lo hacen. Según sus necesidades o las sugerencias que el médico les dé, deben escoger el tipo de concentrador más acorde a su perfil. Les invitamos a probar con el Inogen One G3 que ponemos a su alcance, el cual puede ajustarse a la perfección a cualquier estilo de vida.

Esperamos que esta entrada les haya parecido útil, manténganse al tanto si quieren conocer más información relevante en torno a los concentradores de Inogen.